EL REFLEJO DESDE LA NADA

Un pacto con tus ojos fue el que hice aquella noche de otoño, mientras caían las ojas secas por el intenso fuego de tus suspiros, cuando se paró el tiempo en esa sala oscura, donde el sonido no fue más que un cuerpo translúcido y sin carne, allí nos encontramos parados entre la miel y el humo, cantando como golondrinas el himno a las madres. Un pacto de sangre, fue aquel que hice con tus noches, porque del miedo se atraen los cuerpos opuestos de corazón pero no de energía, porque del insomnio nos hicimos dueños, porque ese pacto tan profundo también lo hice con tus trajedias, aquellas que te hacen sufrir y a la vez te dan toda la tranquilidad con la que se mueve tu mundo.

UNA HISTORIA SIN FINAL

Llueve con fuerzas sobre el valle de la muerte enamorada, el viento frío toma por sorpresa las casas de paja de los moradores de aquel lugar. La mañana se convierte en una continuidad de la noche, el gris se apodera del verde, del azul, de los campos y de las sonrisas, ya nadie jugará a la pelota este día, no habrá que trabajar la tierra, es un día vuelto en noche o una noche eterna que no dejará vivir al pueblo. Esta mañana gris de grandes charcos de lodo, mantiene viva la esperanzas de la llegada de un nuevo sol, cuando la lluvia calme, volverán las pelotas a rodar por el valle, los animales se apoderarán del verde y el deseo de continuar viviendo se mezclará con las nubes y el azul del cielo, aunque con seguridad, volverá a llover con fuerzas en este valle de la muerte enamorada, para que luego el sol continúe trayendo esperanzas.

ENTRE LA ESPALDA Y LA PARED

Anoche soñé, tenía algunos tres meses que no lo hacía. Fue un sueño corto, no recuerdo muy bien, pero me sentí como cuando era niño y soñaba con esas fantasías. Desde que nací siempre he vivido con el Don de soñar, recuerdo que cerraba mis ojos y comenzaba mi viaje por las galaxias, montado en la nave Tortuga, acompañando a Cobra el pirata del espacio. Mezclaba como fiel amante de las fantasías, la realidad con la ficción, conviertiendo mi planeta en un mundo tan perfecto que mi cuerpo no quería salir nunca de allí. Mis historias se convertían en evidentes realidades virtuales, ya que nunca interpretaba a nadie, siempre he sido yo el que represente el sueño, nunca he cambiado de rostro o de cuerpo, siempre he sido yo. Vistiendo ropa miltar, escudos, psitólas de rayos, capa y sobrero. Cuando nací, lo hice con un Don, siempre he podido soñar, pensé que lo perdía, hasta que anoche soñé.

EN EL JARDIN SIGUEN LOS LAMENTOS

Los poetas se deciden a escribir a sus tragedias, mientras la luna sólo se preocupa por mirar sus almas allí sentadas sin fuerza alguna. Es más el tiempo que duran los sueños en una madrugada, que el corazón latiendo cada vez que pasa mi eternidad frente a tu cara, es una mezcla cautiva y pasiva de las grandes novelas del siglo XVIII, donde no hay un acuerdo entre los ángeles con los astros, revolviendo la estirpe de este guerrero de la vida hasta conviertir la paz de mis días en una huelga de ideologías, tabúes y cívica avanzada. Hoy no tengo ojos para más nada, no creo que hoy pase una noche tranquila, es casi medio día, creo que no aguantaré la tarde sin antes secuestrar tus historias, tu vida.

UN NINJA EN EL FONDO DEL MAR

Tocado por la magia de la muerte enamorada, salí de mi cuerpo y caminé por la calle, ésta, negra como el pato feo de los cuentos de niños. Hoy trataré de arriesgar más el tiempo, ya que de los Dioses es vivir por arriba de la tierra, volaré lejos, donde nadie vea mi carne, donde nadie extrañe mis ojos. Como olvidar los grandes senos que rodearon mi cara, pero ya es momento de correr sin mirar a la esquina, aquella donde mi espíritu descansó largos años. Mi viaje no fue tan largo, los destellos de luz rojo parecían retoños de un otoño sin viento. Mi cuerpo, se iba partiendo y transformando sus restos en cenizas, todo mi rostro se perdió en el silencio, ya no escucho, ya no veo, los Dioses se sienten en mi espalda, creo que encontré la salida, ya no llora mi eternidad, soy libre otra vez para sentarme en el lado izquierdo de la mesa, allí donde luché con fuerzas, allí donde murieron una vez mis sueños.

EL PATIO Y LAS ALMAS GEMELAS

Despierta sin prisa, canción a la piel que alimenta mis sentidos, porque mi destino no tiene tiempo en el espacio. Ya no hay más ron, no hay más vino. El destino nos unió como colmena de sueños, como nido de desaventuras, somos inamovibles, pensamos, caímos y regamos nuestra semilla en la eternidad, creado un abismo que atrae a su centro los sueños de los fieles al viento y de los amantes de las madrugadas en vela.

LA MUERTE DEL GRAN SOBERANO

Despierta la brisa seca, el aliento no puede cremar su raíz en soledad, ya no cantan las golondrinas su himno amargo y desdichado. El calor arropa todo espacio de tiempo, las paredes sudan su color y atrapan todo cuerpo que se sostenga en su tiempo. No hay un proceso calmado para el cambio de la luz, ya no hay nadie que permita menguar las ideas en un caparazón de pétalos, ya no hay nadie que recuerde las palabras de un poeta tuerto, que firmó su epitafio con crayolas de tonos grises, suprimiendo la parte que habla sobre quien descansa en ese pedazo de tierra, por una más esperanzadora... "Aquí sigue viviendo un alma llena de miedo, que mostró su cara al mar y por casualidad se ahogó en su furia, sólo por ser amante de la soledad"...