EL PATIO Y LAS ALMAS GEMELAS
Despierta sin prisa, canción a la piel que alimenta mis sentidos, porque mi destino no tiene tiempo en el espacio. Ya no hay más ron, no hay más vino. El destino nos unió como colmena de sueños, como nido de desaventuras, somos inamovibles, pensamos, caímos y regamos nuestra semilla en la eternidad, creado un abismo que atrae a su centro los sueños de los fieles al viento y de los amantes de las madrugadas en vela.
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Me habló una mañana la mujer del langostino, con palabras fuertes nombró al destino y los cuatro vientos del norte, me dijo de las sales y sus cantos gregorianos; pero lo que más me intrigó en realidad fue cuando mencionó sobre la miseria absoluta, pensé que misarable podría ser alguien que lleve cola, antenas y tenazas, hasta que la miré fijamente a los ojos y me di cuenta que hoy era el día en que su cuerpo dejará la tierra, el mar, los sueños.
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