UN NINJA EN EL FONDO DEL MAR
Tocado por la magia de la muerte enamorada, salí de mi cuerpo y caminé por la calle, ésta, negra como el pato feo de los cuentos de niños. Hoy trataré de arriesgar más el tiempo, ya que de los Dioses es vivir por arriba de la tierra, volaré lejos, donde nadie vea mi carne, donde nadie extrañe mis ojos. Como olvidar los grandes senos que rodearon mi cara, pero ya es momento de correr sin mirar a la esquina, aquella donde mi espíritu descansó largos años. Mi viaje no fue tan largo, los destellos de luz rojo parecían retoños de un otoño sin viento. Mi cuerpo, se iba partiendo y transformando sus restos en cenizas, todo mi rostro se perdió en el silencio, ya no escucho, ya no veo, los Dioses se sienten en mi espalda, creo que encontré la salida, ya no llora mi eternidad, soy libre otra vez para sentarme en el lado izquierdo de la mesa, allí donde luché con fuerzas, allí donde murieron una vez mis sueños.
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Ahogado, contaba con los dedos cada año perdido en batalla, el aire maldito por la noche, no resistía más sus ojos. Cansado, tratando de remendar el cuero de sus dedos, la carne podrida era la buena noticia de aquel fatídico día.
Todo hombre descansaba a orillas del mar con espadas bañadas en sangre adornando sus pechos, parecían velas en un capilla, no había espacio donde pisar y mucho menos fuerzas para afrotar el destino, ya que ser un valiente guerrero no te quita el derecho de convertirte en una vela más de este entierro.
...muy lindo
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