LAS CUATRO ESTACIONES
Vientos de esperanza se sienten en el rostro, mientras su velo acompaña las ramas de los árboles de guayaba. Estamos apunto de quedar varados en el tiempo, en medio de todo, como ángeles que se esconden de la oscuridas cada vez que un martes 13 se presenta en el calendario. El frío marcó su paso y encaró con furia los gritos de las almas impuras, todo se torna más blanco, más muerto y sin olor alguno, nuestras vidas se unen para combatir las frías visiones de la madre tierra, hasta que del silencio nacen flores que adornan nuestra amargura, pájaros se escuchan cantar y volar por el cielo, hemos llegado al momento más puro de la naturaleza. Luego de la Paz nos miró a los ojos el fuego, quemó montañas y corazones, descansó el sol inmenso en nuestra frente y sin poder abrir nuestro pecho, saltó hambriento sobre nuestro diminuto círculo, hasta que los vientos de esperanza volvieron a sentirse en el rostro y sin movernos comenzamos otra vez el ciclo de la vida y de la muerte.